Germán pone una imagen de una mujer de tres tetas en el ordenador y dice
que es genial que una mujer pueda tener tres tetas. Yo lo detesto. Si nos
gustan las tetas, ¿por qué sólo queremos dos? Germán es un degenerado.
Luego pone a un hombre que
nació con dos penes. Es una enfermedad muy
rara, pero existe.
La
siguiente imagen es de una mujer haciendo el amor con otro hombre de dos penes.
Luego, un
enano hace el amor a una mujer normal.
Luego, una
enana es atravesada por por dos individuos normales. Uno se la mete por la
vagina y otro por el ano. Es la clásica doble penetración, pero a una enana. La
expresión facial de la hembrita es de disgusto.
La
siguiente imagen muestra a una mujer que se deja coger por un San Bernardo. ¡He
visto esto antes!, exclamo. Germán asiente, como si ya lo supiera. Es una
fotografía muy famosa. Yo la vi a los once años. La recuerdo cada que miro a un
San Bernardo o a cualquier perro de raza grande. El nombre de la mujer es
Marlene Growhigh. El perro se llama Bony, dice Germán. No sé si creerle.
Siguiente:
un hombre introduce su puño en el ano de una muchachita de diecinueve años que
aparenta quince. Esto tiene un nombre. Meter puños en anos, tiene un nombre. Se
ha llegado a meter todo un brazo en el ano de una mujer. ¡No quisiera estar ahí
para olerlo!, exclama Germán. Fisting, sí, el "pico de pato".
Un hombre
es penetrado por una mujer gracias a un arnés. Nada nuevo. El hombre tiene
pinta de homosexual, de todos modos. La mujer viste un uniforme militar.
Un hombre
transgénero. Un shemale, en inglés. Tiene el cuerpo de un luchador. Pero
con tetas. Unas tetas enormes. Y un pene enorme. Es penetrado por un hombre aún
más grande y grueso. El hombre, sentado sobre una silla, se la mete al
trangénero. Al parecer, lo sacude fuerte. Ambos aprietan los dientes.
Una
jovencita recostada sobre el suelo recibe en la boca la mierda de un anciano.
El anciano está en cuclillas, sobre ella. De espaldas a la cámara. Su ano es
repugnante. Se nota que que practicó la sodomia en su juventud. Y su mierda es
espesa y amarillenta. La jovencita sonríe. No, Germán, opino, esto no es
publicable. Hay un nicho..., comienza él. No, insistó, no.
Un
muchachito de dieciocho años se la chupa a otro. Ambos son caucásicos. Muy
delgados. Se les marcan las costillas y la espina dorsal. Demasiado blancos.
Lucen como lagartijas blancas, como extraterrestres. Tienen el cabello corto, a
lo Brad Pitt. Se les nota lo maricas.
Una mujer
blanca, embarazada, es penetrada por un negro de dos metros. Su verga es
descomunal. Los gestos de la mujer sugieren que la embestida le practica un
aborto. Esto también es demasiado, digo. Germán bosteza. Dice: ¿en qué mundo
vives, hermano? Esto es más viejo que el sexo con animales.
FIN
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