Estar con gripe me hace bien, puedo reflexionar cosas, contar cosas.
Como lo que quiero contar de mi psicóloga, Fedra, ella que tiene una manera de
hacerme desembuchar todo. Es una pregunta que me hace y con esa pregunta, pero
solo con ésa, ahí le eyaculo verdades, mis verdades solo para sus orejas.
Cuando estoy dando vueltas y vueltas y vueltas y vueltas ella me aplica La
Pregunta con tono profundo y pausado:
¿Pero-Qué-Es-Lo-Que-Usted-Quiere-En-Realidad? Es como que me abre de un tajo y
procedo a vaciarme. Fedra es una “post-lacaniana”, dice, de cuarenta y pico
como la de Arjona, total y absolutamente partible en ocho, dieciséis,
veintinueve pedazos. Ah, una perversa de la concha de la lora. Yo la tuteo,
ella a mí no. Antes de que te la puedas coger te va a hacer llorar mil veces.
Yo ya le lloré y le re-lloré, hasta arrodillado, pero ella me dice que llorarle
es solo una treta del demonio para acabar en el descuartizamiento y el
canibalismo, lo que oculta, en realidad, unas furiosas ganas de cogerla, que son
producto, en realidad, de algo que se llama “transferencia”. Okey, okey, okey,
es todo eso pero yo también sufro, Fedra por fa, déjate coger por favor.
Una vez le conté que me había pajeado con ella, que acabé gran cantidad de
leche. Me dijo: “usted no se masturbó conmigo sino con la mina que construye
usted a partir de su fantasía de mí y de otras minas que lo calientan, hasta
con su madre”. Perra, perra, sucia perra, esa vez pasé al odio, odio, odio,
sucia rata de mierda, hablar así de mamá. Puta. ¿Ves? Todas las psicólogas son
unas putas ¡son unas putas reprimidas, eso son! Malditas putas. Dejé de verla
un mes entero. Luego ella, sí escucharon bien, ¡Ella!, me llamó. Ella. No suelo
atender el teléfono en la calle pero cuando vi su número la atendí y escuché
esto: “¿Qué te pasa papi, ya no vas a venir más? Mami está extrañándote mucho,
mami tiene la conchita muy babeada, goteante y caliente por vos, papito ¿No vas
a venir más a visitarme? Le arde la cola a mami y tiene las tetitas gordas
dolidas, llenitas de leche para darle de amamantar a papi ¿Cuándo vas a volver,
mi amor?” Sentí un fuerte mareo, me encontré con la cara de un tipo barbado que
me hablaba, yo estaba en el piso. Me había bajado la presión y desplomado en la
esquina de Avellaneda y Buenos Aires. El que me hablaba era un linyera de la
plazoleta. Luego apareció una mujer mayor que me dio agua y un caramelo ácido
de frutilla. Me llevaron a un banco de la plaza y al rato me repuse. Por suerte
no me robaron el teléfono, oh magia del ifone 5. No, mentira, tengo un HTC que
es incluso mejor.
Cuestión que volví a las
sesiones pero me determiné a no mencionar a Fedra el incidente de la llamada,
ella tampoco dijo nada. Bien, sería nuestro secreto. Ya sé, puta, que me
quieres coger, pero por el momento, sólo por el momento, no va a suceder porque…
es que ahorita me estoy cogiendo a una alumna del profesorado que me lleva re
seco de leche. Así pensé y así lo hice, lo sufriremos juntos, Fedra. En fin. Ya
sé que soy una persona lamentable pero ¿quién no lo es? Anda a terapia y vas a
descubrirlo, todas las personas están hechas de una cadena de lamentabilidades,
no te preocupes, no es tu culpa, el mundo es lamentable, aunque poco a poco uno
hace su aporte y cuando más grande te haces más culpable sos también de todo
eso. En fin, pero es que a veces no doy para tanto, y todas las mujeres lo
quieren todo al mismo tiempo y no, no es así, hay que respetarse un poco uno
mismo, ¿no? Esto me lo dijo Fedra cuando le conté que le andaba linyereando
amor a una profesora que me prestó la cola una sola puta vez y ya no me daba
más bola. Hay que respetarse más. Así que recién vuelto a las sesiones nomás
hablamos de lo que anduve haciendo ese tiempo que falté. Hablamos de mis
gripes, de mis viajecitos… pero nada de cogidas, eh, solo de trabajo, de la
infancia y chorradas por el estilo, nada en lo tocante… Ah, y de literatura,
porque yo me preguntaba si además de coger, a Fedra le interesaba algo más, por
ejemplo la literatura: me mostró que estaba leyendo una tal Tsvietáieva (acabo
de googlearla para escribir), ay estas psicólogas rusas que se hacen las
gélidas y bien que les gusta la matraca. O sea, cuán puta sea Fedra no es mi
problema en realidad, ¿ok? pero si me busca me va a encontrar, te lo firmo.
Pensar que yo jamás hubiera ido a una psicóloga mujer, para no complicarme la
vida, ¿no? Pero fui igual a Fedra ¡Quién me manda! Me la recomendó una amiga de
mi tía. En realidad se la recomendó una amiga de mi tía a mi papá, al menos eso
es lo que él me dijo, es decir: creo que papá se coge a la amiga de mi tía que
se la recomendó, que se llama Silvana la Come-Papás, y yo re entiendo que
alguien como papá la quiera partir en ocho de lo buena que está. Hijo´e tigre
yo. Bueno, ahí me mandaron, a la cueva de Fedra, el dad le pagó tiqui-taca los
dos primeros meses, hace un par de años cuando el viejo me halló vomitado y
semi-muerto adentro del Fiat Avaro en el estacionamiento
del edificio a las 9:40 a.m. de un oscuro lunes. Vas o te mato. Directo al
grano, como es papá. ¡Pero yo no quería ir a una vieja chota de psicóloga
mujer! y papá cerró la pequeña charla diciéndome: Vos vas a ir a ella y no a un
psicólogo varón porque son todos gays y te vas a volver puto con un psicólogo
gay porque esos siempre llevan agua para su molino... Muy gráfico papá. Y
bueno, aquí estamos, tratando de que no me violen en el club de los
pervertidos. Igual yo sé que me van a terminar amando con todas mis
iniquidades. Fin.
Me gusto, creo que me aligero algunas cargas.
ResponderEliminarMe encantaría coger a una psicologa...mientras me analiza analiza....!!
ResponderEliminarloco seria ir a la psicóloga solo para cogerla... vaya que iria!
ResponderEliminarLes puedo asegurar que las psicólogas son tremendas.
ResponderEliminar¿Porque escribís estas porquerías? ¿Sos enfermo? ¿Te amedrentó la mina? ¿Arrugaste? Bicho canasto.
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