La
tarde caía y el sol en su muerte dejaba su rastro sobre un cielo parcialmente
nublado y cansado, pero nadie lo notaba y ambos caminaban por la avenida
Bolívar en direcciones opuestas; ella regresaba del trabajo y él de la
panadería. Entonces, justo antes de cruzar la esquina de la calle que bordea el
liceo “Cecilio Acosta”, ella lo vio y él se percató de que alguien lo observaba.
De inmediato él apreció su figura, cabello y rostro, y siguió el camino
impregnado con la estela de un aroma inconfundible y delicado. En ese instante
quiso decir “Hola”, pero no. De haberlo hecho ella habría correspondido y, ante
la inesperada respuesta, él tropezaría
con el borde de la calzada. Por su parte ella detendría su andar ante el
traspié del desconocido y sucedería una de dos cosas; trataría de asistirlo o
se quedaría a mitad de camino a la espera del impacto de un camión.
Si
se asume que hubiese tenido la gentileza de asistir a un desconocido, aun
sabiendo que el tropezón no pasaría a mayores, ella habría entablado una
conversación con un tipo de mediana estatura, ojos negros, cabello lacio y tez
morena. Tambiéncedido su númerotelefónico y después de varias semanas se
encontrarían una tarde de Julio en el cine del único centro comercial más o
menos decente que había en Maturín. Si se toma en cuenta la fecha y la disponibilidad
de películas que, en cuanto a calidad, costo y gustopudiesen satisfacer sus
expectativas habrían escogido “TomorrowEdge” la cual estaba protagonizada por
el actor preferido de ella y, según él, una flaca que no estaba nada mal.
Con
el paso del tiempo y la conjugación de una serie de factores inherentes al
cortejo ambos se enamorarían, comenzarían una relación con sus altos y bajos,
risas y lágrimas, peleas y reconciliaciones y muchas otras cosas más bajo la
mesa como infidelidades, celos e inseguridades. Ella conocería a los
progenitores de él y susuegra no le simpatizaría,él a los de ella y su suegro lo
vería con cara de perro. Poco a poco los amigos de ella desaparecerían y las
amigas de él pasarían al anonimato. Es muy probable que al poco tiempo de haber
comenzadoa emerger sentimientos de dependencia emocional se presentaran algún
tipo de inconvenientes. Si él no fuese una persona desconfiada y ella lo suficientemente
madura como para lidiar con algunos tipos de situaciones relacionados con los
celos todo durante los primeros cinco años de amores hubiese funcionado
perfectamente. Claro, es evidente que habría una que otra indiscreción por
parte de ambos,no obstante, pasarían desapercibidas;nadie ve la diminuta roca
mientras se yace frente a la montaña. Y es algo razonable, una piedra no es un
obstáculo ni su presencia resulta majestuosa ante la figura del Everest. De
allí que al caminar levantamos el pie y le pasamos por encima sin perder de
vista el objetivo.Eso sería lo que ella haría si se hubiese enamorado, lo mismo
que hace todo el mundo: cerrar los ojos y ver lo que se desea ver.
Entonces
si él no hubiese dicho “hola”- tal como sucedió-no volverían a verse, menos
enamorarse ni tendrían una relación que desembocaría en la firma de un
documento que más o menos precisa mutua propiedad y exclusividad sexual,
amorosa y espiritual hasta que la muerte los separe.
Al
tiempo ambos comprarían una estructura hecha a base de concreto, metal y vidrio
que los protegería del clima.Y la engalanarían, además, insertarían otras
estructuras blandas, duras, coloridas, brillosas y frágiles que tendrían
funciones estéticas y, en muy pocos casos, prácticas.A ese lugar lo llamarían
Hogar y, sin decirlo, se propondrían morir allí. Es posible que a lo largo de
su vida cambiasen de sitio en varias oportunidades en la búsqueda de la ansiada
y absurda perfección. También es factible que se conformaran con lo que
encontraron y se las arreglaran para sentirse cómodos. Todo es posible, en este
mundo todo es posible.
Su
vida conyugal sería sencilla. En un principio ambos trabajarían, luego
decidirían reproducirse y tener algo que se denomina familia – con todo incluido;
mascota, casa de campo y niños -. En ese caso ella dejaría su trabajo, él
asumiría los gastos del hogar. Pero antes de eso es probable que ella lo
pillara en alguna indiscreción con una compañera de trabajo. No una
indiscreción, digamos que los encontró desnudos uno encima del otro realizando
un acoplamiento con sus órganos sexuales. Entonces hasta allí llegaría todo, no
habría hogar ni familia ni mascota. No obstante, asumiendo que ella no fuese
una persona rencorosa y él lo suficientemente sabio para valorar lo que podría
perder si no buscaba la reconciliación, él gastaría cerca de la mitad de su
salario en rosas, chocolates y muñequitos con el fin de obtener el perdón. Yéste
no provendría de allí, sino de la rutina; la costumbre de verlo por las
mañanas,por las noches, al conversar, bañarse y otras cosas más que la
obligarían a, no sin antes echarle en cara el error cometido y una que otra
rabieta pública, recibirlo nuevamente dentro de la estructura hecha mayormente
de concretoque llamaban hogar o casa. Él buscaría el olvido y ella lo
contrario, entonces, en la medida de lo posible, él se las arreglaría para ir a
vacacionar por un lugar extranjero. Y por allá, en tierras foráneas, él
sembraría la semilla que significaría la continuidad de sus genes en la tierra;
tendrían dos niños.Nacería el primero, y sería niña. Luego buscarían el
varoncito, y llegaría después de 762 días. Lo llamaría igual que a su padre.
Todo esto no sucedería pasado algunos años de haberse visto en aquel cruce. Este
par de personas pudieron haber conformado una linda familia y, repito, no
sucedió.
***
Los
años pasan, lentamente, pero pasan. Son como gotas que caen en un vaso gigante,
y lo colman. Después de superar las infidelidades, el hastío, la rutina y
alguno que otro problema económico ellos envejecerían. La primera señal la
sentiría ella; un día se miraría en el espejo y vería una cana en su cabello,
la arrancaría; luego una arruga, usaría más maquillaje y después varias canas,
las teñiría. Con el tiempo ya ni le importaría. Lo de él sería diferente; lo
invitarían a un juego de fútbol y al llegar a su casa no dormiría por los
dolores en la espalda y tendría que ir al médico; se haría exámenes y le
informarían que debía cuidar su dieta y otras cosas más. No obstante, aún se
sentiría joven. Un día un chico lo llamaría Señor y eso le haría entender que
ya no estaba tan chamo como él pensaba, asimismo,comprendería que usar zapatos
de goma y dejarse una cola en el cabello no era muy apropiado para su edad.En
cuanto a los nuevos miembros; repetirían los mismos errores que sus padres en
su juventud.Sus padres los verían caerse y levantarse una y otra vez. Su madre
no se cansaría de decirles: “Te lo dije, pero no me haces caso”.El padre no le
pararía bolas porque pensaría que son unas cabezas duras como su madre. Ella en
una oportunidad encontró al menor viendo una película para adultos, él a su
hija encerrada en la habitación junto a un chico. Harían lo posible para
formarlos como buenos ciudadanos. Pagarían su educación y los verían partir con
sus respectivas parejas. A él no le simpatizaría su yerno – tendría pinta de
malandro- y a ella su nuera – le veía cara de puta-.Pero los aceptarían y, de
vez en cuando, éstosles llevarían los nietos o llamarían para saber de su salud,
aunque la mayor parte del tiempo permanecerían solos y aislados en la
estructura de concreto que construyeron y decoraron, y que desaparecería igual
que ellos. Eventualmente él moriría, ella unos años después con la satisfacción
de haber encontrado lo que muchos buscan y pocos aprecian.
Con
todo y lo lindo que pudiese ser esta historia hay que ser franco; nada de esto
sucedió. Simplemente se vieron cierta tarde de un día normal en unade mil calles
en una ciudad promedio de un país subdesarrollado. A él le pareció una chica
atractiva, a ella un tipo peculiar. Y eso sería todo, un par de segundos y se
acabó. Pues toda historia comienza por un comienzo y termina por un final, pero
aquí no existe. Nunca sucedió, se basa en la vaga esperanza de que se
amontonaran una serie de ingredientes que devendrían en lo que se podría llamar
una vida y un amor. Pues entre vivir, morir y ser olvidado,
el último al no ser lo uno ni lo otro es el peor. Y precisamente esto fue lo
que sucedió, ambos se olvidaron. Sin embargo, me alegra pensar que, entre
infinitos mundos y vidas, cabe la posibilidad de que en alguno de esos
universos paralelos la providencia conspiró para que sucediera lo que he
mencionado y ellos terminaron siendo infelizmente felices por el resto de sus
días.
Texto por: Roberto Araque.
Sitio del autor, aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario