Abro los
ojos y descubro
que todo fue
un sueño. Menos
mal, no puedo
seguir con lo
mismo, todos los
días el mismo
sueño repetitivo en
el que tomo
el tren de
camino al trabajo
y veo sus
ojos grises que
me queman y que
desaparecen en medio
de la multitud. No
sé de donde
lo he sacado,
no conozco a
nadie que tenga
ojos grises, nadie
nunca me ha mirado
con tanta pasión,
sé que sólo
es un sueño
pero, diablos, se
siente tan real.
Miro el
despertador, las 08:30 a.m. Ya
es tarde. Salgo
de la cama y
dando pequeños saltos
al rededor consigo
llegar al baño,
tomo una ducha
rápida y corro
al armario, no
sé qué ponerme,
nunca sé qué
ponerme, sin embargo
siento unas ganas
repentinas de estrenar
el vestido negro
que compré el
mes pasado, aunque
no sea un
día especial... no
importa, lo usaré.
Desayuno lo de
siempre y salgo
apurada a coger
el tren, durante
el trayecto me choco
con algunas personas
pero no tengo
tiempo de parar
y ofrecer disculpas.
Llego a la
estación y hay
una fila enorme
de pasajeros esperando
abordar delante de
mí, me desespero.
Saco el libro
que siempre llevo
en mi cartera
y trato de
leer algunos párrafos
mientras espero a
que el tren
llegue y la
gente avance. Entro
y escucho la
voz monótona de
la computadora anunciando
por el altavoz
que las puertas
serán cerradas. 09:10 a.m.,
aún falta media
hora para mi
ingreso al trabajo,
tengo tiempo, me
relajo. Comienzo a
pensar en las
cosas que pueden
llegar a pasar
hoy, otro día
más de mi
existencia, otra hoja
en este libro
llamado "rutina". Sé que cuando
llegue estará Clementina
esperándome con el
café y con
los borradores del
día, también estarán
Alejandro y Francisco
comentando el fracaso
de los equipos
deportivos en la
temporada y el
ajetreo constante de
la oficina con
los teléfonos que
nunca paran de
sonar y el
"tac tac tac"
de los teclados
de las computadoras.
Nada nuevo, así
hasta el almuerzo
en donde como
con Anastasia en
el restaurante de
la esquina y
luego de vuelta
a la oficina.
Pienso en eso
y no puedo
evitar sentirme algo
avergonzada por mi
atuendo de hoy,
este vestido negro
no es muy
adecuado para el
trabajo, ¿por qué
decidí usarlo?. El
tren se detiene
en la primera
estación, gente que
sube y baja,
es sólo un
río de personas
preocupadas por llegar
a sus destinos.
Consigo un puesto
vacío y me
siento. Cierro los
ojos para tratar
de pensar en
algo diferente a
mi realidad, tal vez ese
cuento que me
contaba mamá las
noches que no
podía dormir, tal
vez el recuerdo
de la primera
vez que fui
a columpiarme a
ese parque cercano
a la casa
de mis abuelos,
o quizá esa
película en donde
la niñera tenía
poderes mágicos y
todos los personajes
bailaban y cantaban
a lo largo
del filme. Pienso en eso, pero siento que alguien me mira. Abro los ojos
y miro a mi alrededor pero no noto nada extraño. Vuelvo a
cerrar los ojos pero luego de un tiempo vuelvo a sentir esa mismasensación, esa
calidez que sólo la transmite la mirada de unos ojos ardientes que seencuentra
clavada en tu ser. Abro los ojos con desesperación y algo de ansiedad y
derepente lo veo, bueno en realidad veo sus ojos. Aquellos ojos grises que me
miran ensueños. No, no puede ser verdad. Cierro los ojos y los vuelvoa abrir en un actoexasperado por borrar de la
realidad lo que se cree imaginario, pero no lo es, aquellos ojos grises siguen
allí, me miran. Son reales, existen, y no sé qué hacer. El sueño se
volviórealidad y la soñadora se volvió loca de confusión. Sus ojos me miran con
intensidad y noconsigo desviar la mirada ni por un segundo por temor a que
desaparezca. El tren se detiene de nuevo, me levanto y comienzo a caminar hacia
esos ojos que me hechizan, sin apartar la mirada, pero de nuevo interviene la
multitud de personas que esperan salir, que me llevan con ellas, y mientras
trato de luchar contra la corriente los pierdo, o más bien se pierden. Los ojos
grises se pierden entre la multitud de ojos que me miran sin mirarme y no los
puedo encontrar. Miro una infinidad de personas pasar frente a mícon el afándel día dibujada en sus
facciones, pero en ninguno de aquellos rostros encuentrolos ojos grises.
Entonces las piernas me tiemblan y caigo al suelo. Abro los ojos y descubroque
todo fue un sueño.
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