Él manejaba. Yo estaba en el asiento del
copiloto como quien va por un camino y no le interesa si lo lleva al abismo o
al paraíso. Observaba, abstraído en un pensamiento para nada recurrente y
pacífico, las colinas y valles que bordean la avenida “Santiago Mariño”. Y su
verdor quinceañero que no era tal, pues ellas, las que veía con tanta pesadumbre,
tenían miles y miles de años. Estaban antes del padre de mi padre y muchos
otros, incluso antes del hombre y sus máquinas. Son testigos mudos de glorias y
desgracias, y aún no muestran cicatrices ni arrugasni risas ni lágrimas…
-¡Hey! – Golpeó mi hombro –Despierta güevón,
ponte las pilas… andas apendejiado.- Luego giró bruscamente el volante y
preguntó:
-¿Qué carajotienes?-
-Nada, no tengo nada.- Luego, después de
notar su muy habitual y díscola mirada, dije:
- Pendiente de cómo manejas-
-Coño chamo, ponte las pilas. – Habló como si
nada, luego agregó:
- Tú me ves cara de qué. No soy chofer tuyo.
Habla por lo menos para que no me duerma.- Miró la vía y aceleró -No puedes
andar por la vida como dormido. ¡Despiértate! – Cuando notó mi cara de
desaprobación no dijo nada más y desaceleró. Al rato buscó algo escondido bajo
los pedales del acelerador, cuando lo encontró preguntó:
-¿A
qué no me dices qué es esto?- Me lanzó una bolsa transparente.
-Marihuana-Respondí
sin meditarlo mucho, no miré la bolsa porque estaba pendiente de la carretera.
-No,
estás pelado.-
-
Entonces. ¿Qué es?-
-Pero
tócalo, huélelo, pruébalo…y me dices. Trata de adivinar a ver si la pegas-
-
Ya te dije, Marihuana.- Respondí después de hacer lo que dijo.
-No.
Eso es “Crispí”.- La marihuana es más verde. ¿Ves? Esto tiene un color más
claro. Como si fuera pasto seco, pero no es…esta vaina vibra –Me arrancó la
bolsa, la metió en una cajita metálica que tenía entre las piernas y la tiró sobre
los asientos de atrás. Luego agregó: - Es una marihuana modificada. Algo así
como una Súper marihuana.-
-
Entiendo. ¿Y no es dañina?-
-
De bolas que es dañina. Toda vaina sabrosa es dañina; el azúcar, el ron, el
cigarro, hasta las mujeres…Tú ves una mujer buenota, toda operada y puta como ninguna,
de esas que se revientan por el culo…pues esa mujer es dañina, peor que el
Crispí.- Aceleró - ¿Me estás parando bolas?
-
Verga, sí. Bájale dos al carro que el seguro no paga mierda–
-
Coño, límpiate la nariz. Tienes unos pelos verdes por allí guindando. – Reía –
Tampoco era para que te empericaras.- Aceleró nuevamente y cuando notó que me
ajustaba el cinturón de seguridad preguntó: -¿Estás cagado?
-Coño,
sí. Estoy cagado, bájale dos.- Apenas terminé de hablar zarandeó el volante, lo
hizo a forma de broma y escuché su risahilarante como bocinas en mi sien.- Bien
bonito, déjate de marisqueras y maneja tranquilo.-Él no paraba de reírse ni de
acelerar.
-Coño
sí, el ingeniero va a su primera entrevista de trabajo.-Dejó de reírse, miró la
vía y desaceleró - ¿Y por dónde es la vaina?
-
Es en la Asunción. El edificio 123…-
-Ah,
sí. Ya me acuerdo.- Interrumpió. Le quise decir que dejara esa mierda, le
estaba fundiendo el cerebro. Algunas veces olvidaba hasta su nombre, otras no
coordinaba sus movimientos. No pocas veces lo encontré temblando, cuando él notaba
que lo veía exageraba y fingía imitar a un viejito que vivía por la casa. Pero ambos
sabíamos que esa porquería lo estaba matado, sólo que a él no le importaba. Entonces
a mí tampoco. Mi madre se hacía la desentendida, pero lo de ella era diferente.
Pues toda madre vive a través de
los ojos de sus hijos. Y mientras los de ella se apagan, su brillo renace en
los de sus retoños. Por tal sentido no existe nada más doloroso para una madre
- o para un padre - que verlos morir y es allí cuando viene la negación. Es
como si esa luz que brilla a lo lejos se apagara y el espacio que habitaba se
convirtiera en un hueco en el horizonte que no puede ser llenado ni olvidado,
pero siempreignorado como algo que existe pero no es. Debe ser por eso que
cuando me enteré dequemi hermano William, después del nacimiento de su primera
hija - Camila- , no pudo dormir porque a cada rato le tocaba el pecho para
saber si respiraba no lo juzgué ni lo llamé maníaco. Es más, le dije que eso
era normal y que debía hacerlo periódicamente. Esa madrugada, después del
nacimiento de su hija, conversamos largo rato. Llegué a la habitación y lo
encontré sentado. No había dormido. Entonces se levantó y saludó con desganas.
Después corrió a colocarle la mano sobre el pecho de su hija, seguidamente se
volvió a sentar. Le pregunté:
-¿Por qué no descansas?-
- Es que el tiempo no alcanza cuando estás
frente a algo bello…- Dijo otras cosas más, pero le veía nervioso y no le paré
bolas. Me contó que Camila nació con los ojos claros, pero que todos los niños
nacen así; con el tiempo toman la pigmentación que durará para toda la vida.
Primero bromeé acerca de esa nueva palabra que había aprendido: Pigmentación.
Le pregunté dónde la había escuchado, se echó a reír. Él tenía un buen sentido
del humor, aun en las situaciones más apremiantes. Le dije que iría por un café y quise saber si me acompañaría, respondió que no.
Nuevamente colocó su mano sobre el pecho de la niña.
Regresé con un café con leche y un negrito.
Le gustaba negrito y sin azúcar, era un gusto que nadie entendía.
-¿Y cuándo presentas la tesis?- Preguntó.
- La semana que viene.-
-Coño, al fin sales de ese martirio.-
-Sí, al fin. ¿Y qué piensas hacer? –
-No sé, esperar. –
-¿Te acuerdas de Francisco?-Sí, lo recordaba.
Su historia fue más o menos así: Un día amaneció
con un uñero en un dedo del píe. Él, como buen llanero, hizo lo primero que se
le ocurrió; agarró el cuchillo más grande, oxidado y estropeado que tenía, lo
calentó y se lo jorungó. Losacó y,en su afán de raspar toda la zonay junto a la
falta de higiene,se hizo un hoyuelo que con el tiempole llegó hasta el hueso.
Después de auto mutilarse continuó con su trabajo en el mercado
municipal. Pasaronlos días y no percibía nada, luego semanas ycomenzó a sentir
una ligera molestia en el dedo. Era como un hormigueo. Se rascaba, pero no
cesaba. No paraba de escudriñarse el pie, no obstante, sólo se le veía un
huequito negro en el dedo que con el tiempo transmutó en una llaguita
amarillenta, olorosa y purulenta. A veces enrollaba el dedo con una pedazo de
tela, sin embargo, la mayoría del tiempo lo tenía descubierto para que, según
él, cogiera aire. Me contaron que hasta se echó tres litros de Creolina ligada
con cloro y aceite de berro, peroni con esose le quitó la molestia en el píe.
Un día se hartó; se arrancó la llaga y estrujó el dedo. Y a pesar de que
debió doler como el Diablo terminó arrancándose la uña y la carne adherida a
ella. Sólo imaginarme de cómo debió ser despegar la uña y desgarrar los jirones
de carne negruzca me provoca nauseas, pero a él no porque era un hombre de
campo. Es más, se alegró; le salieron un montón de gusanitos blancos que, a
según él, eran los que hacían que el dedo le picara. Ese día, tengo entendido,
compró tres litros de ron blanco, seechó dosen el pie y el otro se lo bebió
como si fuera agua de coco para que se le pasara la calentura. La alegría no
duró mucho porquecuando dejó de sentir molestias en el dedo, el píe se le puso
morado.Luegoempezó a tener más calenturas, pero no quiso ir al médico. En vez
de eso visitó a un brujo que le hizo una macumba por cada uno de los treinta y
tres santos del pastoral. Él fue quien le metió la idea de quedebía comerse los
gusanos, uno por día hasta llegar a la próxima luna nueva. Por cada uno debía
rezar tres oraciones, serían tres veces treinta y tres oraciones
correspondientes a cada santo. Nuevamente, y tal como le dijo el brujo, le
salieron gusanos. Los contó y los metió en una botella con ron.Eran noventa y
nueve, el brujo no se peló y esto le hizo creer que no había de qué preocuparse
porque estaba en buenas manos. De un día para otro se volvió creyente y asistía
a todas las consultas con el macumbero.Durante un tiempo tuvo una ligera
mejoría, aprovechó para beber ron e ir de putas que era lo que más le gustaba
hacer después de que su hija lo echara.
Una noche llegó borracho al rancho y se bebió la botella con todos los
gusanos que faltaban.Le contó al brujo lo que hizo y este le recomendó esperar
la decisión de los santos. Esta llegó a cuarenta cinco grados. Sus hijas lo llevaron
casi que arrastrado al hospital, regresó a los treinta días sin una pata y sin
treinta kilos. Murió después de tres meses, estabasolo en su rancho.
- Sí ¿y qué hay con eso?–
-Me recuerdas a él-
-Lo de Francisco era una cosa completamente
distinta. No compares.-
-Pero es que a él se le dijo y se le dijo, no
agarró consejo. Así andas tú, no quieres descansar.-
-Se descansa cuando se estáen la tumba.-
-Entonces te quieres ir rápido. -
- Está bien, dentro de un rato me iré a
dormir. – Realizó una pausa y cambió el tema de conversación- Cuando Camila
está grande la mandaré a estudiar a otro lado.-
- Sí, supongo. Aquí la educación está por el
suelo.-
-De verdad que sí.- En eso llegó una
enfermera. Nos pidió salir de la habitación. La llamé aparte, hablé con ella y
traté de disuadirla. Al principio se mostró intransigente, luego, después de
tanto insistir y uno que otro piropo, logré que nos permitierapermanecer con la
niña hasta que llegara un médico. Al rato llegó uno, salí y conversé largo y
tendido con él. La cuestión era que no debíamos estar allí, las enfermeras tenían
que hacer su trabajo. Me costó mucho más convencer al doctor, pero llegué a un
acuerdo; éldijo – a viva voz- que encargaría a una enfermera de su confianza
verificar si la niña respirabacada 10 minutos. Una vez que explicó lo que
harían, William decidió salir. Aun así no quería dejar el hospital, lo llevé al
cafetín. Tenía un hambre atroz y, supongo que, él también. En algún momento el
comentó:
-El murió por terco.- Era como si la idea
estuvo dando vueltas en la mente y quisiera terminar la charla.
-Sí, fue una vaina loca lo que le sucedió.
Era buen tipo.-
-…Y todavía dicen que la ignorancia no mata.-
-Pero él no era un bruto.-
- ¿Y quién dijo que leer un coñazo de libros
te salva?- Medité su respuesta y ciertamente ser culto no te libra de ser
ignorante. Pues está el ejemplo de Francisco. Él, como todo padre y durante la
infancia de sus hijos, fue un héroe; villano en la adolescencia; contumaz en la
madurez; y humano – con grandes defectos y virtudes -, al morir. Antes de tener
el asuntito con el dedo había caído en desgracia. Corrijo: No cayó, se lanzó
desde un precipicio; después de viejo, y con treinta años de matrimonio, dejó a
su mujer e hijos y se casó con una dama mucho menor que él. Ella lo embaucó
junto con uno de sus socios. Nuevamente se divorció. Quedó casi que en la
ruina, pero debo reconocer que era un tipo duro y jamás bajó sus brazos. Volvió
a casarse y, después de treinta y tres años, fue padre otra vez – se presume -.
Cuando trató de comenzar un nuevo negocio sufrió un accidente cerebro-vascular,
por varios meses la mitad de su cuerpo quedó inmóvil. Durante esa época vivió
en casa de su hija mayor porque su mujer lo abandonó. Cómo mi prima vive cerca
de mi casa de vez en cuando lo visitaba y compartíamos impresiones acerca de
algunos libros y otras cosas más – Era
un hombre que leía mucho a pesar de que era del campo -. Al recuperarse le
diagnosticaron diabetes, no sé cuál, pero era la más coño´e madre de todas. Me
mudé a otro estado y no supe nada de él hasta el asuntito con el dedo. Cuando
lo visité me compró algunos libros y, debido a algo que no podríamos explicar,
intuimos que sería la última.
Un tiempo después me enteré de que le
amputaron la pierna derecha y que tuvo una discusión con su hija. Según ella,
él era un viejo terco y obstinado. No la dejaba vivir en paz, por todo peleaba
y todo lo criticaba. Él dejó la casa de su hija para vivir solo en un rancho,
ella le daba una vuelta cada quince días y procuraba que tuviera lo básico. Aunque
lo básico para un hombre que lo tuvo todo es una condena.
No lo visité porque deseaba recordarlo como
cuando me entregó sus libros. Él era un tipo de porte elegante, eso contrastaba
con su personalidad. A fin de cuentas él era un mundo de contradicciones,dentro
había algo así comouna lucha entre la civilización o lo racional y la barbarie;
por un lado un ávido lector y por el otro un retrograda impertinente con ideas muy
arraigadas, además arcaicas, acerca de la familia y la sociedad. Eso le causaba
problemas; no se identificaba con los borrachitos de las esquinas, pero no era
aceptado ni siquiera en los clubes de lectura más irreverentes. Me enteré del
asunto – o discusión- que tuvo con mi prima e intuí que no aguantaría mucho
pues ella era quien lo atendía y se preocupaba de que no inventara. Así
sucedió; murió una madrugada. Su muerte fue triste, aunque toda muerte lo es,
pero a él lo encontraron en el suelo con el pantalón embarrado en mierda, el
culo descubierto y atestado de sangre mezclada con un líquido espeso y
purulento, y la mandíbula desencajada. Debió sufrir porque, según contó mi
madre, había lágrimas en sus ojos y sostenía un celular. Él era orgulloso, pero
no sabría decir a quién pensaba llamar ni siquiera estoy seguro si era para pedir ayuda o
maldecir a todos los que le patearon el culo en las malas y le robaron en las
buenas. Otra cosa sería: ¿Cómo mi madre se dio cuenta de que tenía lágrimas en
los ojo? No lo sé. Hay mujeres que son medio místicas y mi madre es una de
ellas. Yo, en cambio, soy lo contrario; todo pasa frente a mis ojos y sólo me
percato de las colinas a lo largo de un extenso camino lleno de baches y
piedras, también las nubes y el sol. Esos son los caminos por los que tránsito,
verdes como la primavera que no he visto – sólo sé de lluvias y veranos-.No vi
el cadáver, ni me lo imagino con lágrimas. Debe ser que uno nunca se imagina a
un hombre llorar.Y sí, lo hacen. Pero no lo crees posible porque desde pequeño
te dicen” los chicos grandes no lloran”
y esa es una de las, no pocas, mentiras que te injertan en el cerebro. Lo
cierto era que él yacía bajo tierra y su recuerdo emergía moralistas, como la
cabeza de algún empaletado en la Transilvania medieval. Un ejemplo de lo que no
se debe hacer, lanzarse al vacío sin saber volar.
-No, no te salva.-
-¿Sabes? Cuando me enteré de la muerte de
Francisco hice una recapitulación sobre lo que sabía de su vida y me pareció
que tenía una similitud con lo descrito en un libro. – Me miró, esperaba que
preguntara por el nombre del libro y lo hice.- “La muerte de Artemio Cruz”. –
Respondió.
-No he leído ese libro.-
-Es bueno, aunque prefiero “Gringo viejo”.-
Creo que la diferencia con “Artemio” sería que Francisco luchó, luchó y murió
sin pena ni gloria. En cambio Artemio mantuvo su estatus. Mentiría al decir que
sus hijos lo lloraron, lo cierto era que se convirtió en una carga y su muerte
significó un alivio para todos los que le rodeaban -incluso para mi madre -.
Tampoco dejó un legado, así como llegó se marchó. Él sufrió una derrota, y no
injusta, fue así como la de muchos hombres quienes jamás tendrán otra
oportunidad para enmendar sus errores ni descanso eterno.
- Es muy bueno, me gusta cómo crean
personajes.-
-¿A qué te refieres con eso?-
-A cómo los escritores crean personajes.
Primero lo hacen, debe ser genial; lo cuidan, lo
miman y lo vuelven a mimar ¿Me entiendes?-
- Sí, te entiendo. Pero no
sé a dónde quieres llegar.-
- Lo cierto es que cuando
lees te enamoras de él y más que eso, lo adoras con el alma llena… Algo así
como “María”. Dime alguien que haya leído esa novela y no esté enamorado de
ella.-
- Y después...- Logró captar
mi atención, lo escuchaba detenidamente y veía esa mirada loca que, para ese
entonces, apenas nacía.
-…y después de que lo has
amado tanto y adorado como al cielo un Domingo por la mañana, lo matas. Lo
matas, lo matas y lo matas sin piedad y con rencor; lo haces como si fuera un
amor no correspondido o un cordero para sacrificio. –
-¿Pero no te parece algo
melodramático eso?-
- Es que así es la vida, te
hace sentir lo que nunca has sentido y después te lo quita sin decirte porqué,
sin piedad y de un tajo. Coño, de verdad que es así. Así que no me preguntes si
es melodramático o no... – Llegamos al
cafetín, pidió un café y una caja de cigarros y, como si quisiera cantar un
jaque mate en una partida aplastante, agregó:
- …No importa lo que
pienses, de los escritores se pueden decir muchas cosas y respeto tu opinión. Pero
nunca podrás negar dos; nacen y mueren cada vez que abres
y cierras un libro. Un libro está muerto si no es leído, y su autor se
convierte en un alma en pena o algo así ¿Me entiendes?-
-¡Oh! Estás poético hoy. –
Bromeé aunque el día no estaba para chistes, pero el asomó una sonrisa. Luego
encendió un cigarrillo y abrió la puerta. Salimos del cafetín, noté que el
cielo estaba nublado, sin embargo, no dejaba de prometer que sería una hermosa
mañana. Se podía divisar niebla sobre las colinas que rodean al hospital y los
primeros rayos acicalaban la tierra. El ambiente estaba húmedo como si la noche
anterior hubiese llovido, pero sólo era el rocío mañanero y nada más. Lo veía
mientras él conducía, recordaba todo lo que sucedió aquel día y trataba de
entender sus actitudes… Hasta que llegamos a la Asunción.
-Mira ya llegamos. Es por
allí, dobla en la esquina.-
-Ok. Ya va, deja buscar algo
de papel.-
-¿Papel?-
-Para que te limpies el culo,
cagón.-
-Procura aprender a
manejar.- Detuvo el carro cerca del edificio. Me bajé. Me le acerqué por la
ventanilla del conductor, estreché su mano y dijo:
-
Éxitos compadre. Me avisas
cuando salgas o si quieres te vienes conmigo.-
-No, mejor no. Te aviso
cuando salga para que me vengas a buscar- Aceleró y se marchó.Siguió por sus
caminos verdes que eran distintos a los míos, desolados y melancólicos. Y lo vi partir con la misma tristeza que esa
mañana cuando, después de volver a la realidad, le pedí que dejara el hospital
y volviéramos a casa.
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