Texto por: Tai O'farrell
Que puede
ser diferente, sobre todo en un lugar tan recóndito en este planeta y quizá sea
ese el problema, que se trate de una ciudad tan olvidada y poco frecuentada por
la gente, exactamente como su alma.
Así
maquinaba sus pensamientos Giovanni , la mayoría de ellos pesimistas; que los
tenía presentes, siempre que necesitase recordar, que su autoestima era
exactamente igual a la vida que desempeñaba y que afrontaba en muchas ocasiones
sin quejarse.
Interrumpiendo
su trance, la voz que indicaba la orden de salida, se escuchaba en ese viejo
timbre: “por favor, se le pide a todo el personal, que apague sus respectivas
maquinas y se retiren de la fabrica por pisos, gracias”.
-Jajá,
fabrica, esto debería llamarse basurero, no ves las paredes, se caen solas,
convivo mas con cucarachas que con mis compañeros. Le comentaba en tono de
burla a Aldo (su compañero de maquina) que se reía de las ocurrencias de
Giovanni, pero no expresaba nada al respecto.
Al salir
parecía desconocer esa ciudad, en donde tanto ha vivido, pero esas calles
cortas repletas de farolas tenues y buzones que no se usaban en años, parecían
la opción perfecta para caminar en círculos sin respetar una ruta.
No tenia
prisa por llegar a ningún lugar, sin embargo miraba constantemente la hora,
como si conservara viejas costumbres de lo que hoy afecta por completo su vida.
Si, esos recuerdos latentes que anunciaban los estragos de una guerra perdida,
de horas de reflexión insuficientes y horas de existencia infinitas.
Caminaba sin
forzar mucho el paso pero nunca sin detenerse, al mismo tiempo que observaba el
andar de las personas, que compartían un mismo instante, que maravillaban
aquellas calles viejas y disfrutaban del alumbrado de las farolas tenues.
La mayoría
de esas personas, parecían ser parejas muy estables, que admiraban con cierto
tono de exageración cada detalle, al fin y al cabo, no había nada mas romántico
y pretencioso, que besarse bajo una luz tenue y abrazar sus cuerpos para
protegerse del eterno clima frio, y vaya que Giovanni lo sabia, esa era una de
las principales razones por las cuales se mantenía en constante conflicto con
sus recuerdos.
-no puede
ser, solo falta que vea a dos mendigos besarse, si trato de ignorar lo que pasa
a mi alrededor, llego a hartarme de ver siempre lo mismo, y si trato de
olvidar, esta maldita ciudad no tarda en
restregarme mi situación a la cara.
Reflexionaba
todo esto en su mente, mientras observaba con ironía a todas esas parejas, que
ante sus ojos parecían nunca cansarse del juego ridículo de las escenas ya
vistas, sobre todo en esas calles donde era lo mismo, verlos siempre tan
sonrientes, siempre tan irritantes.
Caminaba
imprimiendo un poco mas de prisa, mientras giraba la mirada en dirección
contraria, pensando que este mundo no tenia un lugar fijo para el, ni en la
acera que pisaba, ni en el corazón de nadie.
Continuo su travesía
por impulso, sin pensar lo que sus pasos habían dejado en el camino, siguió así
hasta encontrarse con una cafetería, de muros pequeños pero ventanas muy
grandes (muy conocida en el mundo).
-Siempre es así
(exclamaba así mismo), las pintan con colores opacos y las decoran levemente
con líneas de un color alegre, acompañados de un letrero publicitario inmenso,
para mostrarle a la gente que son lugares cómodos y elegantes, que tontería.
A pesar de
su burla y su sarcasmo de según conocer el “truco” de mercado, con el que
atraían a la gente, se dirigió al lugar
totalmente encantado.
Al entrar
noto un ambiente similar al de las calles recorridas minutos antes, sin duda el
lugar estaba repleto, la mayoría como siempre eran parejas que parecían invadir
todo rincón donde él estaba presente, también miraba algunos grupos de amigos,
que sin duda disfrutaban del momento y de la noche, de echo todos en el lugar
lo hacían, menos el.
La cafetería
era amplia, muy bien distribuida, con sillones cortos y mesas rusticas del
mismo tamaño, al fondo había ejemplares mas pequeños, acompañados por un par de
bancos, ideales para clientes como el, un poco alejados del resto y con vista a
la ventana de su lado derecho.
Optó por
sentarse en los lugares más aislados, donde parecía sentirse más cómodo y
reflexionar con más tranquilidad, bajo ese pequeño espacio que le otorgaba esa
soledad momentánea. La música del lugar era muy buena y para su sorpresa se
escuchaba en ese instante, aquella vieja canción de los rolling stones “miss
you”, todo aquello parecía una cruel conspiración, las calles, las parejas, el
lugar y hasta la música.
Pasaron diez
o quince minutos, el mesero le servía un tradicional café americano, mientras
veía a una familia sentarse a dos mesas y como ya era su costumbre, llego el
momento de criticar.
-Quién rayos
se casaría con este esperpento, parece bruja, pobre de este tío, pobres de sus
hijos, y para colmo parece que lleva el control de su matrimonio, (hacia gestos
expresando cierta lastima, mientras bebía su café con mucha calma).
Después de
un lapso de tiempo corto, no parecía haber nada interesante, algunas risas que
provenían de las mesas del centro, ruidos de cubiertos y las mismas imágenes
que ya estaba harto de ver por el resto de la noche.
Miraba la
carta del menú, mientras pedía otro café y sin darse cuenta la mesa de enfrente,
era ocupada por dos chicas, ambas de muy buena pinta, con abrigos largos, test
blanca, una chica de cabello rubio muy brillante y la otra chica de cabello
oscuro muy intenso, ambas muy hermosas, como ángeles en un lugar desierto, que
Giovanni miraba asombrado mientras cada una de ellas se sentaba.
El fingía no
prestarles gran importancia, sacaba su celular y parecía entretenerse, haciendo
creer que ignoraba lo que acontecía, cuando en realidad se estaba haciendo el
importante, cuando en realmente necesitaba llamar su atención.
Siguió así
unos minutos, pero ellas parecían no notar su presencia, como ya era costumbre
por todo el mundo. Sin embargo, miro con algo de sorpresa, que la chica de
cabellos negros (que a su gusto era la mas linda de las dos) derramaba algunas
lagrimas, expresaba una tristeza muy grande y aunque las mesas estaban muy
cerca, él podía notarlo a metros, porque conocía esa cara, la que diario veía al espejo y no cambiaba, no podía entender
como era posible que una chica tan hermosa cargara con un dolor tan pesado, era
evidente, sobre todo por esa forma tan desesperada al desahogarse.
Su amiga la
apoyaba y parecía que la entendía, la miraba con detenimiento, mientras tocaba
sus hombros en señal de notable progreso. Giovanni lo veía todo, y sus ojos
transmitían el deseo incondicional de ser el quien este en su mesa y de
brindarle así, los instantes mas valiosos de su tiempo.
Su timidez
le impedía acercarse, pero sus deseos por hacerlo eran inmensos y fue esta vez
la conspiración del tiempo, la que parecía estar siempre en su contra, quien le
brindo en un motivo la oportunidad perfecta.
Sucede que
su amiga parecía esperar a alguien y escucho sin mucho esfuerzo:
-voy a salir
a recibirlo, porque anda perdido en unas calles y conociéndolo bien creo que es
mejor que me vea en la entrada, no tardo, toma el tiempo que normalmente me
lleva en fumar un cigarro.
Giovanni
parecía ser el tipo mas tímido del mundo, sin embargo una gran fuerza parecía
controlar su determinación, como si fuera una clase de magnetismo, dio unos
pasos de más, como si se dirigiese a la caja y sin más preámbulo se acercó a la
chica.
-Perdona mi intromisión,
sin querer note que llorabas, sé que no me importa y no es mi intención meterme
pero si se puede solo quisiera saber una cosa.
-¿Qué es lo
que quieres saber?, espero que no sea algo con respecto a lo que me pasa, no
hablare de ello y mi amiga no tarda en llegar.
-Primero que
nada me gustaría saber tu nombre, no me gusta referirme a cosas importantes sin
saber a quien me dirijo.
-Jessica, me
llamo Jessica (lo pronunciaba con un tono desinteresado).
-Mi nombre
es Giovanni y es obvio que es lo menos importante. Sabes Jessica, desde que me
acerque nunca ha sido mi intención tratar de saber cosas que no me
corresponden, yo también paso por un mal momento y trate de comprender
situaciones que son inútiles cuando la respuesta solo la tiene la otra persona,
(Giovanni sabia que Jessica tenia un corazón roto exactamente como el, por las
palabras que logro escuchar gracias a la cercanía de las mesas).
La verdad ya
no importa cuantas veces recriminemos sus acciones, nada hará que su opinión
cambie o que entendamos totalmente sus motivos, ni mucho menos que nuestros
corazones sanen, es por eso que he pensado algo que tal vez nunca nos lleguemos
a imaginar y……
-Es que es
un maldito egoísta!!!!! (comentaba Jessica bastante enfadada mientras
interrumpía a Giovanni).
¿Qué estaba
pasando?, no lo conocía en absoluto, no quería hablar del tema y sin embargo se
desahogaba con el sin darse cuenta, tal vez con simples comentarios Giovanni
demostró que la entendía, que su intención realmente era apoyarla sin necesidad
de aprovecharse del momento.
En esta ocasión,
la casualidad quizá pudo reunirlos en un lugar perfecto, donde podían expresar
su sentir sin titubear, donde cada uno de sus consejos, podían ser de gran
ayuda para el otro, y así reflexionar sin tener que llorar en sus respectivos
caminos de regreso.
Su amiga se
había percatado que Jessica tenía compañía, incluso lo noto casi
instantáneamente después de salir a esperar a su acompañante y aprovechar para
fumar su cigarro, pero vio también que ella parecía de alguna forma disfrutar
de aquella presencia, así que prefirió no acercarse.
-¿Y por qué
dices que es un egoísta?
-nunca
valoro mi esfuerzo, la mayoría de las veces que nos vimos, fui yo quien tuvo
que sacrificar actividades, cancelar cosas que planeaba, algunas importantes y
solo para verlo. Quería que me entendiera, que me amara sin tener que usar
escusas, que pudiera dar lo que yo.
-entiendo
perfectamente y es precisamente a lo que me refiero, desde hace un tiempo he
pensado algo importante, pero antes de decírtelo me gustaría preguntarte algo: ¿Qué es lo
que extrañas realmente de el? nombra si puedes solo tres cosas.
-En realidad
no son muchas, pero si las considero importantes: Extraño su mirada, algo seria
pero calmada cuando me veía. Su forma de abrazarme. Y esas caricias espontaneas
que solía hacerme.
-Entonces
creo que tengo razón (exclamaba Giovanny como si tuviera la respuesta
perfecta).
-Y a que te
refieres exactamente, vamos ya suéltalo.
-Yo pensaba
igual que tu y reclamaba todo, hasta que entendí lo equivocado que estaba, por
eso te hice estas preguntas: Dices que
extrañas la mirada “que hacia para ti”. La forma en
que te abrazaba “a ti. ”Las caricias
que hacia “para ti”.
Entonces
desde hace tiempo creo y ahora lo compruebo, que nosotros somos realmente lo
egoístas.
Jessica se
quedo perpleja, ese chico le había dado la respuesta que nunca imaginaba, pero
que por primera vez respondía a todas sus inquietudes. Giovanni tomo una
servilleta de la mesa y mientras anotaba algo, le expresaba a Jessica con más
calma:
-Sabes, ser
egoísta es una parte muy importante para encontrar a la persona correcta,
porque mantiene tus expectativas intactas y así no permites que cualquiera
entre en tu vida, he meditado por un tiempo las cosas y ahora sé que no deseo
que alguien me abra las puertas del paraíso, quiero que alguien me abra las
puertas de su vida primero, que discutamos para que me haga sentir que le
importan mis acciones y cuando tengamos que mentir, buscar la escusa perfecta
para demostrar cuanto nos conocemos, busco cosas simples para hacerlas inmensas
y pretendo invitarte un café mañana, en este mismo lugar, no tienes que darme
una respuesta porque no quiero presionarte, además no espero que vengas, que
sea una decisión que tomes al momento y tal vez mañana como ahora, estaré
totalmente emocionado por verte.
Este es mi
numero (Giovanni le entregaba a Jessica la servilleta que tanto remarcaba
mientras hablaba), me tengo que ir pero quiero agradecerte por dejarme sentar
en tu mesa y por darme la oportunidad de hablar contigo.
Jessica
quedo tan impresionada al escuchar a Giovanni, que no pudo devolverle la
cortesía, se quedo sentada pensando en cada palara, su corazón y su delicado subconsciente
parecían volver a ser estables y su cara larga se transformo en una sonrisa.
Al notar que
Giovanni salía de la cafetería, su amiga ya con su acompañante, se acercaron a
Jessica, que con gestos sutiles explicaba que no era necesario seguir con lo
mismo, tal vez era hora de disfrutar de su egoísmo y pensar en lo que venia sin
temor de reparar en el pasado, mientras desdoblaba la servilleta para ver el
numero de Giovanni, había una pequeña nota adjunta debajo del numero, “quiero
ser el tipo mas egoísta del mundo y quiero tener algo que solo sea para mi,
cuando te mires al espejo y te enchines las pestañas sabrás que es”.
Giovanni
caminaba con un brillo especial, sonreía como idiota y oh sorpresa!, ya no le
afectaba ver parejas en la calle, ya no criticaba a la gente que pasaba y
volvió a disfrutar de las farolas tenues que alumbraban su camino a casa.
-No se
realmente si las chicas más hermosas estén solas, o si el destino tenga algo
especial para mí, puedo emocionarme demasiado y ella terminara por no asistir a
la cita, pero gracias a eso tendré motivos suficientes para levantarme feliz
por la mañana y hacer mis actividades con una sonrisa en mi rostro: ¿Ella
vendrá? ¿Pensara lo mismo?, no puedo responder tales preguntas, pero se acerca
una noche larga y no quiero tratar de entender cosas para las cuales no tengo
cabeza.
Texto por: Tai O'farrell
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