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Había una vez una chica
muy, muy fea; y una chica muy, muy bonita. Vivían en el mismo pueblo y
eran vecinas. La chica fea envidiaba a la bonita, lo que la hacía doblemente
fea; y la bonita se jactaba de su belleza, lo que la hacía la mitad de bonita.
En
el pueblo también vivía un chico muy, muy guapo; y un chico feo. Al chico feo
no le importaba serlo, y esto lo hacía no
tan feo. El guapo era un
presumido, lo que lo hacía casi feo.
Un
día, el alcalde del pueblo y el cura decidieron hacer una fiesta e invitar a
los cuatro chicos para ver qué pasaba. La fiesta se realizó en el gran salón
del pueblo y sirvieron ponche envinado, muy envinado; fue idea del cura, para
ver qué pasaba.
La
chica fea se arregló lo mejor que pudo pero no logró nada, seguía horrible. La
chica bonita se arregló lo mejor que pudo y lucía espectacular. El chico guapo
se arregló lo mejor que pudo y se miraba muy sexy. Y el chico feo no se arregló
porque no le importaba y asistió a la fiesta de texanos y playera.
Lo que pasó fue como sigue:
La
chica bonita no le habló a la fea por fea y moría de ganas de hablar con el
chico guapo pero era demasiado soberbia y no lo hizo, pues pensaba: él debe venir a mí, no yo a él.
La chica fea no le habló a la bonita porque la envidiaba a muerte y deseaba
acercarse al chico guapo pero no se atrevía porque se sabía espantosa. El chico
guapo no le habló a la fea por fea ni a la bonita porque ésta lo intimidó con
su actitud de diva y por más guapo que fuese se sentía inferior. El chico feo
no pudo entrar al salón porque iba de texanos y el alcalde no permitió su
entrada pues el salón era muy exclusivo y éste tuvo que regresar a
casa.
Entonces
no pasaba nada. El cura propuso al alcalde llamar al chico feo y dejarlo entrar
con texanos a ver si así pasaba algo. El alcalde no quería porque el salón era
muy, muy exclusivo,
pero finalmente cedió y se mandó llamar al feo. El feo regresó con un pantalón
de vestir que le presté el cura y, aunque le quedaba grande, no le importó
porque a él no le importaba nada.
Bien,
entonces sucedió que la fea no le habló al feo por feo, la guapa tampoco, y el
feo no le habló a ninguna de las dos porque las consideraba unas apestadas.
Pero el guapo, al verlo entrar y saberlo hombre y no pudiendo distinguir entre
su belleza o fealdad por ser éste de su mismo sexo, le habló y le dijo: he allí una hermosa chica que jamás
será mía porque no lo permitirá, y una espeluznante mujer que tampoco será mía
porque no lo permitiré. El feo respondió que dudaba sobre la belleza de la
chica bonita, pues la vanidad y la jactancia son cosas que empobrecen el alma y
manchan la beatitud. De la fea no tenía duda, era horrible. Al escuchar
estas razones, el guapo sintióse interesado en el discurso del feo y le invitó
a beber ponche envinado, muy envinado.
Hablaron
largo rato. El feo habló de la belleza dentro del alma y de la parca importancia
de la apariencia física; dijo que todos
somos personas sin importar el sexo. Habló de dejarse llevar por los instintos,
de gozar la vida sin preocupaciones
superfluas. El feo era terriblemente lúcido y locuaz. El guapo estaba impactado
con todo el rollo retórico del feo. Bebieron y bebieron del ponche
endiabladamente envinado hasta que el guapo no pudo más y le robó un beso al
feo.
La chica bonita, que los miraba de lejos, sintió una estaca clavada en el
corazón y maldijo la hora en que nació el guapo. La fea, que también los
observaba pero más de cerca, logró escuchar los monólogos del feo y quedó
prendada de tan maravillosa verborrea.
Feo
y guapo seguían besándose, y ahora, incluso, guapo usaba manos y boca para
demostrar a feo cuán agradecido estaba de que le abriese los ojos, y la mente
(y más adelante quizá las piernas, pensó guapo).
Aquí,
la chica fea dejó de sentir envidia pues entendió, gracias a feo, que aquello
envilece el ser, y se unió a ellos. Llevó hasta la pareja su ponche
condenadamente envinado y también demostró a feo que estaba impresionada, con
manos y boca.
La
chica bonita pensó que algo bueno debía tener feo para que el chico guapo y la
fea se le entregaran así; pensó y pensó y de pronto comenzó a mirar a feo no
tan feo, sino interesante. Deseaba saber qué dijo, porque ella no
puso atención a la elocuencia desmedida de feo, y se acercó al trío. Un poco
tímida y orgullosa al principio, pero flexible y sumisa finalmente, cuando
guapo y fea decidieron usar no sólo manos y boca sino también aquellas partes
del cuerpo humano que se reservan para el ser especial.
Así,
sucedió que todos quedaron preñados (en el sentido de agarrados) de feo y éste
prometió enseñarles más sobre los vicios y virtudes del ser, convirtiéndose feo
en maestro y fea, bonita y guapo en discípulos.
El alcalde y el cura quedaron impresionados y se unieron la semana entrante a
las clases impartidas por feo en el kiosco del pueblo, donde les hablaba del
amor, de la naturaleza, de lo justo, de la Atlántida, del ser, del deber, de la
santidad, del valor, de la amistad, de la templanza, de la poesía, de la
virtud, de lo bello, del lenguaje, de la ciencia, de la erótica y del alma.
FIN.
Moraleja: No hay quien se
resista a los griegos.
Que buen cuento!!
ResponderEliminarbueno, muy bueno jeje
ResponderEliminaraunque es asi como de agrrarle el sentido
xq deja enseñanza....
Hahahahahah XD no me esperaba eso, kreo ke estuvo genial XDDD y no, no pienso ke seas gay komo algún pelele te dijo
ResponderEliminarmuy interesante algo poco comun para leer me gusto mucho jajajja
ResponderEliminarMuy bueno!
ResponderEliminartengo las mismas palabras: buenísimo!
ResponderEliminarMuy bueno! Me pregunto qué habría pasado si la fea hubiera sido la griega...
ResponderEliminarJajajaja... Martín, te luciste con este cuento. Me gustó mucho; lo hallo lleno de paradojas. Seguro el feo no sólo leía a los griegos, sino también a los romanos (Séneca, por ejemplo).
ResponderEliminarSalve!!
Se descrimino a la fea, aumento un 100% su "poca belleza" y la bonita solo perdió el 50% de belleza. Si los sueldos sufrieran lo anterior, me gustaría que mi salario fuera feo, jajajaja
ResponderEliminarBuen cuento. Ya no me siento tan feo… ni tan guapo, ni discípulo, ni maestro. ¡Demonios! sigo siendo común y no griego. jejeje
ResponderEliminarSaludos cordiales.
hey Tono !! que te pasa jajajaja
ResponderEliminarSéneca, Marcial y Horacio son habituales lecturas, seguro. Ja, ja, ja, buenísimo.
ResponderEliminarjajajaja!!! esta muy bueno
ResponderEliminarme atrapo.. definitivamente me atrapo... bravo!!
ResponderEliminarNo hay quien se resista a los griegos! jeje
ResponderEliminaroye... esta buenisimo... heee me encanto.
ResponderEliminarmuy bueno!! me atrapó :D
ResponderEliminarMe encantó, divertidísimo.
ResponderEliminarUn saludo
Martin, querido, ya ves por qué te digo, qué es genial guardar siempre conejitos en el sombrero? jajajaja, me gusto y aparte recorde ese diálogo de Platonico, del amor en que hablan de encontrar a la media naranja, la moraleja para mí de este cuento es: Hay feos tan sexys que los guapos se pueden ir lejos, jajaja.
ResponderEliminarJejejejejeje muy padre n suelo leer pero esto m atrapó jejejejejeje buen trabajo
ResponderEliminarMuy bueno, a mi parecer, según el cuento, el feo puede conquistar a la bonita y casarse con ella, claro por su cerebro, por ser culto y sabio. En contraposición, la fea no, obviamnete porque ni belleza ni cabeza. Así el feo sale vencidor.
ResponderEliminarQue no se ofendan las feas, ejeje, porque la verdadera belleza es la del fondo, del corazón
Muy bueno..!!como la vida misma.
ResponderEliminarjajajajaja! Está formidable!
ResponderEliminaresta buenisimo, a mi tambien me atrapo y quiero saber q fue lo q sucedio jejeje, muy bueno para aquellos q se sienten mas q otros por su belleza exterior, asi q nunca vean lo exterior si no lo q cada uno de nosotros lleva x dentro q puede ser lo mas maravilloso y nos hace mucho mas hermosos q cualquiera xq la belleza exterior se acaba
ResponderEliminarjajaja ya lo lei todo, buenisimo, buenisimo, desde q comparten estos enlaces conmigo me he interesado mas en la lectura, muchas gracias WhiskyEn LasRocas
ResponderEliminarMe metí en la historia luego luego (:
ResponderEliminarEsta hermoso (:
ResponderEliminarexcelente cuento¡¡ me gusto muchoo ;D
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